Santiago Madrazo, colaborador ínclito de HC.com, me hace llegar una curiosa reflexión acerca de la victoria de Escipión sobre Aníbal. Su tesis: La audacia de Escipión, que se lanzó al ataque del corazón cartaginés, fue el principal motivo de la victoria final romana.
Disfrutad con la lectura:
Hubo varios generales que combatieron a Aníbal durante la segunda guerra púnica; El que al final pasa a la historia con mayúsculas es Publio Cornelio Escipión "el africano", que sometió Cartago con una estrategia no sólo de batalla. Viéndose Roma, la propia ciudad, en peligro de asedio, Escipión optó (con permiso del senado y tras haber conquistado el principal asentamiento cartaginés en Hispania, Cartago Nova, ahora Cartagena) por atacar Cartago. En lugar de seguir hacia el norte por Hispania siguiendo los pasos de Aníbal, eligió atacar Cartago, no desde Hispania, sino conquistando primero Sicilia, lo que le costó no pocos esfuerzos. Así, forzó la suerte esperando que Aníbal tuviese que regresar (perdiendo los territorios que había conquistado) lo que así sucedió, pues efectivamente el gobierno de Cartago llamó a Aníbal. Si los romanos se hubiesen concentrado en la defensa de Roma en vez de usar el ataque como defensa, seguramente Roma hubiera derrotado a Aníbal, pero Cartago y la segunda Guerra Púnica hubiesen durado mucho más. Ahora bién, si Aníbal no triunfó fué por las divisiones dentro de su propio pueblo, no por ser peor estratega. Al final la guerra dependió de una sola batalla que Escipión tuvo tiempo de preparar...Roma vinci.
Estoy de acuerdo con la reflexion pero das a entender que Escipion recuperó Sicilia "lo que le costó no pocos esfuerzos". Pues el verdadero merito de recuperar sicilia es de Marcelo. Los cartagineses abandonan la isla en el 210 año en el que recien Escipion pisa hispania.. saludos
ResponderEliminarEs cierto. Sicilia ya era romana. El mérito de Escipión no fue conquistarla -ya lo hizo Marcelo- sino entrenar y sobre todo motivar a las "legions malditas", los supervivientes de Cannas, que estaban desterrados allí por orden del Senado, para derrotar con ellos a Aníbal en Africa.
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