18 de enero.- La confrontación –por el momento sólo verbal- entre Estados Unidos e Irán se ha trasladado a la gran pantalla. Hartos de las 'mentiras' propagadas por la maquinaria hollywoodiense, dos directores de cine iraníes, Nader Talebzadeh y Peyman Fajjarian, han rodado sus propias versiones de dos de los éxitos norteamericanos más taquilleros de los últimos años y estrenan las versiones islamista y persa, respectivamente, de 'La pasión de Cristo' y '300'.
Fajjarian fue el primero en actuar, tras sentirse aludido por la versión de la batalla de las Termópilas narrada en la colorista '300', basada en el cómic de Frank Miller y en la que, según la agencia nacional iraní Irna, "se muestra una imagen distorsionada, ambigua e irreal de la guerra librada por el tirano griego Leónidas y Jerjes, para así degradar la imagen de una Persia musulmana […]. La película quiere dar a entender que las huestes del tirano griego, que no pasaban de 300 soldados, pudieron ganarles al ejército del millón de hombres del que disponía el rey persa Jerjes".
Tan indignante resultó a algunos sectores iraníes que la embajada persa en Brasil emitió una nota tachando la obra de Zack Snyder de "farsa total" que "distorsiona la historia", promueve el "conflicto de civilizaciones" y se encuadra en "las políticas bélicas de los gobernantes neoliberales de EEUU, sin ningún fundamento político, histórico o artístico".
El pasado agosto, Fajjarian puso en marcha su respuesta a la cinta y comenzó a grabar 'Persépolis, capital del mundo', una obra entre el documental y la ficción que estará ultimada en las próximas semanas. Fajjarian ha grabado parte de la cinta en Chogha Zanbil, uno de los escasos zigurats erigidos fuera de la antigua Mesopotamia, situado en la provincia de Juzestán, y el primer yacimiento arqueológico iraní en ser incluido en el patrimonio de la UNESCO.
"Básicamente, la película responde a muchas cuestiones y ambigüedades de las etnias y los estados relacionados con los aqueménidas, los griegos, las guerras y las personalidades importantes de ese período, además de resolver las imágenes erróneas que hay al respecto, y en este sentido se le ha dado más importancia al tema de la Guerra de las Termópilas para responder a la película 300", explicaba el director a Irna.
Su colega, el conservador Talebzadeh, también responde con cine a más cine: en este caso con la película 'Jesús, el espíritu de Dios', que pretende "corregir" los errores que el director dice haber observado en la cinta de Mel Gibson y de paso mostrar "el terreno común" que comparten Cristianismo e Islam.
"Haciendo esta película quería tender un puente entre Cristianismo e Islam, abrir una puerta al dialogo, dado que no hay mucho terreno común entre ambas religiones". Eso, pese al papel que juega Jesucristo en la religión islámica. Entre los musulmanes, Jesús es una figura clave, uno de los grandes profetas –junto a Noé, Moisés, Abraham- enviados a la Tierra para anunciar la llegada del más importante de ellos, Mahoma, encargado de extender el islam por el mundo. "Resulta fascinante para los cristianos saber que el islam rinde tanta devoción y tiene tanto conocimiento sobre la figura de Jesús", explica el cineasta, conocido conservador famoso por sus documentales sobre la guerra Irán-Irak de los 80.
El único problema es que en el Corán, y también en la película de Talebzadeh, la historia narrada en el Nuevo Testamento tiene un final diferente. "La cinta de Gibson es muy buena, está muy bien realizada, pero la historia es errónea: no fue así", asevera el cineasta en declaraciones recogidas por France Presse. "En el Corán se dice claramente que la persona que es crucificada no es Jesús", sino Judas, el mismo que termina clavado a una cruz de madera en la película iraní. Dios salva a Jesús, caracterizado por el actor Ahmed Soleimani Nia, con cabello y barba largos y rizados, y se lo lleva directamente al cielo sin pasar por el engorroso trámite del calvario, la crucifixión y la resurrección.
Talebzadeh llegó a intentar visitar a Gibson para darle lecciones de historia, pero los guardaespaldas no le permitieron entrar en su mansión de Malibú, así que se tuvo que conformar con dejar una copia a sus agentes, con la esperanza de que se la entregaran. Parece que no lo hicieron.
Tampoco en Irán la película, financiada por el Estado, tuvo demasiada buena acogida. En octubre, casi pasó desapercibida en los cinco cines donde fue proyectada, pero eso no impide que la televisión estatal se plantee reconvertirla en una serie de 20 episodios que será emitida a finales de año y en los cuales Talebzadeh amenaza con profundizar en los lazos entre Jesucristo y el Mahdi, el duodécimo imam de los musulmanes chiíes, venerado por éstos –empezando por el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad - y a quien se considera oculto –que no muerto- desde el siglo X.
Según la doctrina chií, el Mehdi –'el buen guía'- volverá en el final de los tiempos, seguido de cerca por Jesucristo, para imponer la paz y la armonía en el mundo. "Los musulmanes rezamos por su retorno y Jesús forma parte de ese retorno y del final de los tiempos", dice Talebzadeh. "¿Qué debemos hacer los artistas, esperar inactivos hasta que eso ocurra?".