En su libro Arquitectura Milagrosa, Llatzer Moix nos habla de un fenómeno reciente: La arquitectura al servicio del poder político, como vehículo de propaganda. Cita como precedente el Guggenheim, que consiguió revitalizar una ciudad como Bilbao, que había caido en un largo proceso de decadencia industrial y sopor vital. Visto este caso de éxito, y en palabras del propio Moix, los arquitectos estrella "como si fueran apariciones marianas, deslumbraron a alcaldes y presidentes", que se lanzaron a la contratación de todo tipo de proyectos arquitectónicos y urbanísticos, algunos de los cuales ya están en las guías de arquitectura moderna, y otros, en el ránking de edificios menos utilizados del mundo y/o con más desviación en el presupuesto de construcción.
¿El motivo de esta locura arquitectónico-urbanística? Un edificio espectacular con firma de postín –Calatrava, Hadid, Foster, Eisenman...– les pareció a alcaldes y políticos de todo color y pelaje una sólida garantía de visibilidad global, imán de turistas y estímulo para la economía local... y, ¿por qué no? también de promoción personal.
En todo caso, este fenómeno no es nada nuevo. Ya en la Antigüedad, senadores, cónsules y emperadores utilizaron la arquitectura como forma de promoción personal. Por ejemplo, Plutarco nos dice de Pompeyo que:
"tomó el diseño de su figura {del teatro de Mitilene} para construir otro semejante en Roma, aunque mayor y más magnífico"... cabe decir que dicho Teatro fue utilizado durante bastante tiempo como Senado. Para que os hagais una idea de cuán importante llegó a ser el Teatro de Pompeyo, fue allí mismo donde Julio César fue asesinado...
"habiendo construido para los Romanos aquel tan magnífico y celebrado teatro"
De palabras de Suetonio, sabemos del emperador Vespasiano lo siguiente:
"Emprendió asimismo nuevas construcciones, entre ellas el templo de la Paz, cerca del Foro; el del emperador Claudio, sobre el monte Celio, que había sido empezado por Agripina, pero casi completamente destruido por Nerón, y mandó levantar un anfiteatro en medio de Roma, según los planos que había dejado Augusto."... dicho anfiteatro ha resultado ser uno de los monumentos más emblemáticos de la historia: El Coliseo.
Tampoco Domiciano se quedó atrás, y según Suetonio, sabemos que este emperador...
"Restauró gran número de hermosos edificios que habían sido destruidos por las llamas; entre otros, el Capitolio, que se había incendiado otra vez, pero siempre inscribiendo su nombre, y sin hacer mención del antiguo fundador. Construyó sobre el Capitolio un templo nuevo, dedicado a Júpiter Custodio. Se le debe también el Foro que lleva hoy el nombre de Nerva, el templo de la familia Flavia, un estadio, un teatro lírico, y, por último, una naumaquia, cuyas piedras sirvieron más adelante para la restauración del Circo Máximo, del que se habían consumido dos costados."... seguramente el nombre de Estadio de Domiciano no os diga demasiado... sin embargo, si os digo que con los años se ha convertido en uno de los enclaves más famosos de Roma... La Plaza Navona.
Así que ya veis, el poder político siempre ha necesitado realzar sus méritos por medio de ladrillos y cemento... lo que dudo es que algunos de los mamometros que se están construyendo hoy en día lleguen a durar 2000 años...
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Una pequeña corrección. En realidad, no fue el teatro de Pompeyo el lugar donde fue asesinado César. El magno general construyó en el Campo de Marte un teatro, sí, pero también un pórtico y una curia junto al "área sacra" del hoy Largo Argentina. Fue en esa curia donde se reunía en algunas ocasiones el Senado, y allí, a los pies de la estatua del donante, cayó abatido César.
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