¿Conoces nuestra red de blogs?: Historia Clásica + Biblioteca clásica + Historia de la Humanidad

25.3.08

El castellano no viene del Latín

... al menos esto es lo que sostiene Yves Cortez, autor del libro "Le Français ne vient pas du Latin" (Editions L’harmattan 2002). Según este autor francés (filólogo de vocación y creo que periodista de profesión), las lenguas romances actuales no serían herederas del Latín, sino del italiano primitivo que ya hablaban entonces los antiguos romanos. Según su tesis, Roma nace de la fusión de pueblos latinos que hablaban lenguas diversas. De este proceso de fusión cultural surgiría una nueva cultura cuya lengua culta sería el Latín, y cuya lengua coloquial sería una forma primitiva de italiano. Siempre según sus tesis, las lenguas romances actuales no serían descendientes de este primer idioma, el de Cicerón, sino del segundo, el hablado en tabernas y en cuarteles.

Sé que la tesis suena peregrina, pero como en este blog tiene cabida todo lo que esté documentado (y ciertamente esta tesis lo está), aquí os extraigo el prólogo del libro de este caballero:

Prólogo del libro "Le français ne vient pas du latin, essai sur une aberration linguistique" (Yves Cortez, édition L'Harmattan)
Contrariamente a la idea generalmente aceptada, el francés no viene del latín, como tampoco el italiano, el español, el rumano ni ninguna otra lengua romance proviene del latín. He aquí el resumen de la tesis que voy a demostrar.

En los primeros siglos de la historia de Roma, dos pueblos, y por lo tanto dos lenguas, coexistían en el pequeño territorio del Lacio. Un pueblo hablaba latín y el otro hablaba italiano. Estos dos pueblos se fusionaron en uno solo. El italiano se convirtió en la lengua hablada y el latín permaneció como lengua escrita.

De esta manera, desde el siglo II antes de Cristo, los romanos eran bilingües: utilizaban el italiano como lengua hablada y el latín como lengua escrita, y son estas dos lenguas las que ellos aportaron a todas las regiones que conquistaron. Luego de la conquista romana, en Italia, en Francia, en España y en Rumania, los pueblos abandonaron sus lenguas respectivas para adoptar el italiano como lengua hablada y solamente utilizaron el latìn para escribir, tal como lo hacían los romanos...


Es verosímil pensar que los romanos llamaran a su lengua hablada el «romano». Para evitar cualquier confusión con el uso que hoy hacemos de este término, voy a llamar a la lengua hablada por los romanos “italiano antiguo”. Utilizo a propósito este término ya que los romanos no hablaban un latin deformado, llamado en ocasiones “latín vulgar” o “bajo latín”, sino que hablaban sencillamente otra lengua distinta, que no tiene al latín como origen, y que ya era una forma de italiano.

El bilingüismo lengua hablada-lengua escrita no tiene nada de excepcional. Poco antes del comienzo de la era cristiana, en Jerusalén, el hebreo, lengua hablada por los judíos hasta esta época, cede su lugar al arameo, pero guarda su estatus de lengua religiosa y literaria. Los judíos de tiempos de Cristo eran bilingües: hablaban arameo y escribían en hebreo.

Hoy en dia, en los paises árabes, se habla el árabe dialectal y se escribe unicamente en árabe clásico. En la Suiza germánica, la lengua hablada es el suizo germánico y la lengua escrita es el alto alemán. En Quebec, la lengua hablada es rica en palabras provenientes de un vocabulario original, pero el francés utilizado al escribir sigue siendo perfectamente académico. En Africa, en América y en Asia, el bilingüismo lengua hablada-lengua escrita es una realidad cotidiana. Los diferentes pueblos continúan utilizando sus lenguas vernáculas y para escribir utilizan la lengua oficial, generalmente la lengua de los antiguos colonizadores: el español, el francés, el inglés…

La fuerte divergencia entre el latín y las lenguas romances constituye objeto de debate desde hace mucho tiempo entre los latinistas y los lingüistas. En 1940 el lingüista danés Louis Hjelmslev concluía sus investigaciones con estas palabras: “la lengua madre que hemos llegado a reconstruir no es el mismo latín que nos ha sido transmitido por la literatura”. En 1953, el lingüista francés Jean Perrot observa de igual manera que la lengua madre que ha reconstruido a partir de las diferentes lenguas romances “no corresponde al estado del latín que conocemos”. Uno y otro descubren una lengua madre muy diferente del latín pero no se atreven a alejarse del dogma y afirmar que en lugar de “otro latín” se trata simple y llanamente de “otra lengua”.

En 1985 el gran latinista Jozsef Herman reconocía en el congreso internacional de lingüística y filología romanas, delante de un auditorio de letrados venidos del mundo entero: “Nosotros los romanistas, junto con los historiadores de la lengua latina, somos casi los únicos en saber que en lo que concierne al proceso mismo de transformación del latín en lengua romance tenemos mas hipótesis y controversias que certezas […]».

A finales del siglo XX, mientras mas avanzaban las investigaciones, menos se ponían de acuerdo los investigadores en lo que respecta a una explicacion acerca de la transformacion del latín en las lenguas romances. Las dificultades provienen del hecho de que los investigadores se encuentran prisioneros del dogma según el cual las lenguas romances provendrían del latín y se las ingenian para encontrar explicaciones a todas las supuestas transformaciones del latín. Tratan, por tanto, de explicar la desaparición de las declinaciones, del género neutro, de los verbos deponentes, de los adjetivos verbales, y la aparición de los artículos, del pasado perfecto, del condicional… sin lograrlo.

Antoine Meillet, el célebre lingüista francés de comienzos del siglo XX, no aporta sino demostraciones parciales y conclusiones infundadas que ocultan mal sus fórmulas perentorias: “las innovaciones comunes resultan del hecho de que un mecanismo delicado y complejo fue manejado por gente nueva de todo tipo”[1] ¿Cómo es posible que personas provenientes de diferentes horizontes pudiesen provocar las mismas innovaciones lingüísticas? Allí se encuentra un misterio sorprendente. Para Antoine Meillet, la segunda gran explicación reside en el hecho de que el pueblo preferiría la simplicidad: “El deponente es el tipo de complicación inútil en la lengua”. El pueblo, por tanto, se habría deshecho del deponente. Un poco mas lejos afirma: “Al abandonar el neutro, el romano se desembarazó de una categoría lingüística que no significaba ya nada desde hacía mucho tiempo”.

En cuanto al pueblo griego, ellos han mantenido el neutro, lo mismo que los alemanes y los rusos. Antoine Meillet tiene leyes de geometría variable.

Una de dos cosas: o bien permanecemos en el lirismo de Littré que exclamaba en la introduccion de su diccionario: «Para gran sorpresa del erudito, las mutaciones se efectuaron como si un concierto preparado de antemano las hubiese determinado”[2], o bien tratamos de realizar un análisis riguroso y un poco mas científico.

¿Cuáles son las principales objeciones que podemos hacer al origen latino de las lenguas romances?

– ¿Cómo pudo producirse la desaparición de las mismas formas gramaticales en todas las lenguas romances?

– ¿Cómo pudo producirse la aparición de las mismas formas gramaticales en todas las lenguas romances?

– ¿Cómo explicar la desaparicion de las mismas palabras latinas y la aparición des las mismas palabras no latinas en todas las lenguas romances?

– ¿Cómo explicar la desaparición de los adjetivos, de los adverbios, de los verbos latinos más corrientes en todas las lenguas romanas?

– ¿Cómo explicar que tal transformación se haya hecho en poco menos de cuatro siglos, desde la desaparición del Imperio romano hacia el año 450 después de Cristo y la aparición de la lengua romana mencionada en el Concilio de Tours, en el año 813, cuando la estabilidad de las lenguas parecer ser una ley general? Antoine Meillet, con todo, pone en evidencia varias veces esta característica de las lenguas en su libro acerca de la historia de la lengua latina: “lengua de un gran imperio, el latin mantuvo estabilidad por unos 800 años”[3]. Después de 8 siglos de estabilidad, la lengua habría mutado de un golpe a una velocidad vertiginosa al punto de convertirse en algo completamente irreconocible.

Antoine Meillet sí siente que hay allí una curiosidad única del latín, y se las ingenia para encontrar explicaciones a la estabilidad de ciertas lenguas, como lo hace con el turco. “El turco de hoy es el turco de hace mil años, la esquematización rígida de la lengua la preservó de cambios”. ¿Existirá una ley que explique la preservación de las lenguas por medio del esquematismo? Antoine Meillet destaca igualmente que « la estructura del árabe de hoy es aún semejante a la de las lenguas semíticas de hace tres mil años”. Y el que conoce el griego antiguo y el griego moderno no puede sino sorprenderse delante de la asombrosa continuidad del vocabulario y de la gramática griegas a lo largo de 2 500 años. En efecto, las lenguas son predominantemente estables. Entonces, ¿por qué una transformación del latín –¡y vaya transformación!-, en el transcurso de menos de cuatro siglos solamente ?

¿Por qué la lengua latina se inmoviliza, por qué las lenguas romances se asemejan todas entre ellas y son tan distintas del latin ?

Haremos una revisión de todas estas preguntas y voy a esforzarme en realizar una demostración accesible a los no especialistas. Es necesario, sin embargo, mi estimado lector, que usted esté consciente de dos grandes escollos:

En primer lugar, usted no puede escapar al peso del dogma, y le vendrà a la mente sin cesar la misma pregunta: « Pero, ¿cómo es posible que todas las universidades, de todos los países, enseñen el origen latino de las lenguas romanas? ¿Es posible acaso que estén equivocados desde hace tanto tiempo y de manera constante? ¿Y por qué seria un aficionado el que realice este descubrimiento, y no un erudito universitario?”.

Precisamente, no creo que un ministro del templo pudiese al mismo tiempo cuestionar el dogma y la tradición. Vean cómo se autocensuran los lingüistas Jean Perrot y Louis Hjelmslev. Se detienen a mitad de la travesia. No sea timorato. Atrévase a ir hasta el extremo de la logica, cualesquiera que sean sus convicciones anteriores.

El segundo escollo viene de lo que un analisis superficial puede hacer creer, que el latín y las lenguas romances tienen muchos puntos comunes. ¿No querría decir eso que las segundas se engendraron a partir del primero? El alemán y el inglés, lenguas germánicas ambas, son bastante próximas y, sin embargo, el inglés no tiene por lengua madre al alemán; lo mismo ocurre con el ruso y el polaco, por ejemplo.

Los numerosos puntos comunes al latín y a las lenguas romances provienen de su origen comun, el indoeuropeo. A esto se agregan los efectos de una coexistencia de casi 20 siglos entre las lenguas romances habladas y el latín como lengua escrita, al punto de que numerosas palabras romances han sido tomadas como préstamos del latín.

Finalmente, la creencia ciega en un origen latino de las lenguas romances ha conducido a los etimologistas franceses a inventar un origen latino a casi toda palabra. Todos los procedimientos, desde los más ingeniosos hasta los más deshonestos, se ponen al servicio de demostrar una pretendida filiación, sin respeto por ninguna regla científica. Demostraré que el origen indoeuropeo aparece con frecuencia con mucha mayor evidencia, y que es posible imaginar etimologías más racionales. Con seguridad, ustedes deben haber oído miles de veces que la palabra TRABAJO viene del latín “tripalium” (instrumento de tortura), que la palabra ESCLAVO viene de “slavus” (eslavo), o que la palabra FORESTAL viene de “forestis” (exterior). Estas etimologías son infundadas, pero ellas reafirman la idea de un origen latino de las lenguas romances cuando no son otra cosa que el resultado de nuestras divagaciones erróneas.

Alli imagino igualmente su perplejidad. ¿Cómo —me dirán ustedes— es que toda nuestra etimología sería falsa y cuáles son sus títulos para permitirse un cuestionamiento semejante? Ya lo he dicho: no soy hombre del templo. Simplemente, desde hace años he estudiado lingüística y numerosas lenguas, y he descubierto que existía otro camino posible.

Permítame citar a Buda: «No crean en algo simplemente de oidas. No den fe a las tradiciones únicamente porque han sido honradas después de numerosas generaciones. No crean en algo simplemente a partir del testimonio de un sabio de la Antigüedad. No crean en algo porque las probabilidades jueguen a su favor o porque la costumbre nos empuje a tomarlo como cierto. No crean en nada basándose únicamente en la única autoridad de sus maestros o sacerdotes».

Es este precepto el que Copérnico aplicó para considerar otra visión del mundo.

Desháganse de sus ideas preconcebidas, no se pongan en manos de los especialistas, juzguen por ustedes mismos.

Presento a continuación los dos esquemas de filiación de las lenguas romanas. El esquema “antiguo”, el que se enseña en todas las universidades, y el esquema nuevo, el que voy a demostrar en este libro.

En el esquema antiguo, la lengua primitiva, el indoeuropeo0 habría dado origen al latín. Desde la época romana, el latín habría evolucionado hacia un bajo latín, el cual habría dado nacimiento a las lenguas romances.

En el nuevo esquema, que voy a demostrar en este libro, el indoeuropeo habría dado origen al latín, por una parte, y por otra, al italiano antiguo, mucho tiempo antes de la época romana; luego, el italiano antiguo habría dado a luz las diferentes lenguas romances, mientras que el latín no tuvo descendencia.

[1] Antoine Meillet, Esquisse d’une histoire de la langue latine, 1928. Librairie Klincksieck.
[2] Emile Littré, Dictionnaire de la langue française, Librairie Hachette, 1870.
[3] Op. cit.


Podeis encontrar más información sobre las tesis de Yves Cortez en:


La nueva forma de entender la historia

www.historiaclasica.com


19 comentarios:

  1. Creo que suena sensato lo que señala el autor del libro. Yo no llamaría a la lengua origen de las lenguas romances italiano primitivo, creo que sería más corresto decir "proto-romance" muy emparentado al latín... Y muchas felicidades por tu blog!!!

    ResponderEliminar
  2. Uf, cuánto riesgo. Qué teoría más atractiva y peligrosa a la vez.

    Habría que leer el libro entero, pero esto de que el "italiano antiguo", por efecto mágico del indoeuropeo, sea incluso anterior al latín... toda Italia hablaba "italiano-antiguo" excepto un trocito del Lacio llamado Roma?

    Me creería que se retroalimentaran la una a la otra latín vulgar e italiano primitivo, por efecto de la coincidencia en el tiempo y la influencia mutua.

    Habría que ver la influencia de hechos históricos como la Guerra de los Aliados en efectos sobre la lengua como el descrito.

    En todo caso una gran teoría.

    L.C.Sila

    ResponderEliminar
  3. ufff. sin leer el libro es un poco precipitado opinar. sin embargo, lo que dice este buen hombre me suena un poco extraño. habrá que ver si conseguimos una copia en castellano, que venga del latín o del italiano, nos es más fácil de comprender...

    Lucas

    ResponderEliminar
  4. En primer lugar mis felicitaciones por tu valentía al citar en tu blog una teoría tan heterodoxa y arriesgada. He de reconocer que siento verdadera debilidad por las investigaciones, fundamentadas, que desafían el sentido crítico y las ideas preconcebidas e inmovilistas que impiden que la investigación histórica pueda avanzar.

    ResponderEliminar
  5. bueno, lo cierto es que tendremos que leer el libro, pero hay que reconocer que el autor ha elegido un buen título para su libro.

    ResponderEliminar
  6. Es cierto que el latín ha evolucionado mucho, pero creo que ha pasado lo mismo con otras lenguas, como el chino. Veo mucha relación entre la distinta evolución que ha tenido el latín en las diferentes lenguas romances y los muchísimos dialectos del chino.

    Es cierto que el español no viene del latín: el español ES latín ;)

    ResponderEliminar
  7. El señor Yves Cortez (o Cortés, qué coño) ha desperdiciado su tiempo como investigador, porque semejante perogrullada da, como mucho, para una tertulia de café y poco más. Como persona llana y simple que soy, creo poder resumirlo en breves términos:

    mientras que podemos escuchar discursos altisonantes como los de la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega (mis respetos): ...(el Gobierno)"seguirá trabajando como hasta ahora, con la mayor eficacia policial, firmeza judicial, deteniendo terroristas y aumentando la cooperación internacional", el pueblo llano que llena las fábricas y puebla las ciudades no llega a tanto: "que te doy con el meshero", "te voy a dar dos yoyas...", "sabes más que los ratones coloraos", "tu lo que estás es apoyardao..." son expresiones que forman parte de la crestomatía popular de este país. Y pese a lo opuesto de los discursos, ambos forman parte de la misma lengua: el español (o castellano).
    Y es que cuando uno estudia que "equus" es caballo en latín y que aquí en la antigüedad sólo había "caballos" (pronúnciese kabál·los), o que el "hablar" actual proviene de "fabulare" y no de "loquere", es que algo pasa.
    En resumen, no creo que nadie crea que el pueblo llano llegó a usar el bello latín de Virgilio o de Cicerón, pero el señor Yves Cortez (ya vereis qué sorpresa se lleva cuando este sagaz investigador averigüe la etimología de su apellido) ha considerado conveniente redactar un extenso escrito donde glosa las ideas que aquí se intuyen. Y es que cuando uno se aburre...

    ResponderEliminar
  8. Hubiese agradecido mucho la referencia al blog de donde fue extraida esta traduccion del prologo del libro de Cortez, realizada por mi. De paso, tengo a bien informarles que el libro ya esta traducido al español y que espero se edite pronto en nuestra lengua (me encuentro a la busqueda de una editorial española o latinoamericana).

    http://el-castellano-no-viene-del-latin.blogspot.com

    ResponderEliminar
  9. He aquí un comentario crítico sobre este prólogo de Johnny Torres:

    http://alexgahr.com/index.php/2008/09/28/el-castellano-viene-del-latin/

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  10. La gente del común (léase: “todo el mundo”, en sensu lato), inmersa en la “ignorancia universal” (hermana de la “estupidez universal”) suele designar a centro y suramericanos como “Latinos”, sin saber porqué, o sencillamente porque así lo hace “todo el mundo”. Cuando se habla de los latino-europeos esa gente del común se desconcierta y eventualmente piensan que se hace referencia a todos aquellos emigrantes hispano-americanos o ibero-americanos que han ido a vivir a Europa a trabajar como esclavos o a ejercer la prostitución, únicas oportunidades que encuentran en un continente xenófobo (luego regresan a mentir que son allá prósperos comerciantes).
    Se escucha a los antropólogos decir de algunos pueblos aborígenes colombianos que pertenecen a la Familia Lingüística Chibcha o a la Familia Lingüística Caribe. Imagino que eso significa que sus lenguas derivan en alguna medida de un lenguaje Chibcha o de un lenguaje Caribe sin ser genéticamente lo uno ni lo otro.
    De lo anterior, si centro y suramericanos somos latinos es porque hablamos español o portugués, mas no porque seamos descendientes de los habitantes del Lacio. ¿Se podría decir que pertenecemos a la Familia Lingüística Latina? (le preguntaré a los antropólogos). Pero esa gente del común (i.e. “todo el mundo”) cuando ve un negro, un zambo, un mulato o cualquier otro mestizo centro o suramericano siempre se referirá a él como “latino”. Posiblemente eso deriva de lo que captan de los medios de comunicación, en gran parte estadinenses, pero esos gringos son tan brutos que cuando son encuestados sobre el idioma que se habla en Suramérica responden latín o latino.
    Interesante el estudio del lingüista francés Yves Cortez y veo alguna lógica en ello: Los ejércitos latinos (léase: romanos) estuvieron integrados por infinidad de mercenarios y miembros de los pueblos conquistados. Probablemente los conquistadores originales salidos del Lacio hablaban latín, y los primeros pueblos conquistados y adheridos a las legiones debieron ser ítalos, es lo más lógico, en su mayoría de origen indo-europeo (¿arios?), y fueron quienes constituyeron la soldadesca, la masa entre los miles-militis, quienes más contacto tuvieron con los pueblos conquistados en posteriores avances del imperio, cuando ocuparon la Dacia, la Galia y la Iberia. De allí que fuere el italiano de los soldados y no el latín de los mandos de las legiones la lengua que configurara las actuales lenguas romances.

    Lucas Vásquez Rodríguez.

    ResponderEliminar
  11. Acuerdo en el hecho de que es una tesis bastante arriesgada... lamentablemente no leí el libro ni manejo mucho el tema como para refutarlo. Sin embargo he leído críticas de eruditos en lingüística que parecen bastante convincentes...
    Peor, tambiñen queda por reflexionar acerca de que con cosas así, es decir, que en rpincipio parecen descabelladas, es como surgieron las innovaciones cietíficas (por ej, Galileo...).
    Igual aún me cuesta adherir a ella y es totalmente cierot que da para varias tertulias de discusión...

    ResponderEliminar
  12. He aquí una revolucionaria teoría sobre el origen del alemán: http://alexgahr.com/index.php/2008/10/22/el-aleman-no-viene-del-latin/

    ResponderEliminar
  13. Supongo que todos los que hemos estudiado latin en el colegio hemos sentido que para nada nos identificabamos con esa forma de hablar y el propio sentido común nos lo hacía sentir como un idioma extraño. De la misma forma, cuando escuchamos a un italiano hablar vemos que somos hermanos de lengua y sabemos que nos entenderemos con ellos con un poquito de trato que tengamos. Es increible cómo somos capaces de creer cualquier teoría que nos cuenten por encima de las evidencias que demuestren lo contrario. Yo lo veo claro y creo a pies juntillas a este señor IVES CORTEZ, que no sólo opina, sino que da pruebas tan palpables que no veo como refutarlas.

    ResponderEliminar
  14. ¿Y no existe en todos los siglos de historia del Imperio ni una sola referencia a esa lengua misteriosa hablada por las clases populares? ¿Ni una miserable alusión en ningún texto?
    A mí me suena a Código Da Vinci...

    ResponderEliminar
  15. Como aficionado a la historia, me han surgido siempre una serie de cuestiones que la teoría de Cortez reavivan y paso a formular algunas de ellas:
    1.- Hablamos con la extructura de sujeto-verbo-predicado en los paises donde coincidieron en algún momento Celtas y Romanos (El norte de Italia era celta), como pueblos más influyentes. Según algún/os lingüista/s esto tiene que ver con la extructura mental de la cultura concreta.
    2.- ¿El Latín escrito hasta qué punto era la lengua hablada ? Pues leo que para llegar a las formas modernas, lo que hablo es lo que escribo, hubo una larga evolución. Y en aquella época las distintas escrituras aún no habían llegado al punto de vista moderno, eran meras formas de plasmar los conceptos en un medio más duradero. El Emperador Augusto escribía en latín y en la lengua del pueblo según parece ...
    Pienso lo complicado que es o era incluso hoy en día hablar otras lenguas que no sean la propia. Nuestro pensamiento se mueve con la lengua materna.
    Si me remonto a aquellos tiempos, pienso en ejercitos no tan numerosos como los pintan cara a la filmografía actual, si no más bien reducidos para la población que era conquistada. Hubieron fuertes repoblaciones en algunos casos, migraba toda la tribu. Pero, en mi opinión se trataba más en muchos casos de obtener el poder y la riqueza que el intentar cambiar los hábitos y ni hablo de la lengua de los conquistados.
    Cabe preguntarse: ¿ Cuántos romanos tenía Roma ? No debían ser tantos cuando empleaba asiduamente tropas auxiliares de aliados y conquistados.
    Y no sólo hablo de Roma, también lo hago de los árabes o musulmanes que conquistaron la Hispania en más-menos un año ... Veo sensata la frase leída en algún artículo: "Cuando éramos musulmanes". Incluso en referencia a la religión, no eramos tan cristianos como parece y por otro lado el islam es una rama del mismo tronco, hace referencia a los mismos profetas e incluso Jesucristo es uno de ellos. Más tarde se convertiría en signo de identidad en la reconquista y llegaríamos a ser más papistas que el Papa.
    Concluyendo, la Historia la escriben los vencedores. Y creo que estaban más por la labor de conseguir las riquezas de los territorios que en cambiar de forma radical su lengua y constumbres mientras que a ellos no les afectara en su propósito. Ciertamente la lengua de los conquistadores sería la oficial para designar administrativamente lo que tuvieran que designar.
    Donde fueres, haz lo que vieres.

    ResponderEliminar
  16. Hasta el 70% de las palabras inglesas tienen raíz latina, cuanto más el castellano...

    ResponderEliminar
  17. Yves Cortez estaba en lo correcto; si se equivocara respecto al origen de los idiomas románicos en ese italiano "antiguo", no se equivocó respecto a que el origen de los mismos no está en el latín. Es importantísimo por razones que exceden a lo lingüistico que su tesis se conozca.
    Como los yanquis decidieron que América era sólo EE::UU, se buscaron diversos prefijos para aludir al resto de América sin hacerlo con la simple palabra: América. Como debajo de EE:UU hay lugares que no tienen idiomas llamados neolatinos, son excluídos por organizaciones internacionales al hablar de derechos humanos, salud, etc., y también al brindar ayuda humanitaria e inversiones porque son generalmente para "latinoAmérica" y no para América, lo cual no pasaría si todos aceptaran que América hay una sola.
    Las implicancias de esta aberración lingüistica van más allá de lo idiomático como ya dije y demuestra cuán poderosas son las palabras y lo importante que es hacer buen uso de ellas.

    ResponderEliminar
  18. Esa teoría es una estupidez supina. Lo digo como lingüista, vamos, como filólogo no aficionado, sino profesional, al contrario que ese señor "filólogo por vocación".

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Historia Clásica