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24.11.09

La historia del Delfín que salvó al músico Arión


Hola es una chulísima fotografía de Vicenç Dorse

Los textos antiguos están repletos de preciosas historias en las que los animales cobran un especial protagonismo, ya sea ayudando a los hombres como causándoles males de todo tipo.  Ejemplos hay muchos, desde los gansos que alertaron a los romanos de la invasión celta, al idilio de Leda y el cisne, pasando por toda la combinatoria posible de hombre y caballo, hombre y león, hombre y toro, tan propias de la mitología griega.

Hoy os quiero contar la historia de un delfín, el cual, según consta en el Libro I de la Historia de Heródoto, ayudó a un conocido músico de la época, a quien unos crueles marineros habían tirado por la borda. La historia está plagada de la típica ingenuidad de estos relatos semi- mitológicos... dice así:

XXIII. A Periandro... siendo señor de Corinto, le sucedió la más rara y maravillosa aventura: quiero decir la de Arión, natural de Metimna, cuando fue llevado a Ténaro sobre las espaldas de un delfín. Este Arión era uno de los más famosos músicos citaristas de su tiempo, y el primer poeta dityrámbico de que se tenga noticia; pues él fue quien inventó el dityrambo, y dándole este nombre lo enseñó en Corinto.

XXIV. La cosa suele contarse así: Arión, habiendo vivido mucho tiempo en la corte al servicio de Periandro, quiso hacer un viaje a Italia y a Sicilia, como efectivamente lo ejecutó por mar; y después de haber juntado allí grandes riquezas, determinó volverse a Corinto. Debiendo embarcarse en Tarento, fletó un barco corintio, porque de nadie se fiaba tanto como de los hombres de aquella nación. Pero los marineros, estando en alta mar, formaron el designio de echarle al agua, con el fin de apoderarse de sus tesoros. Arión entiende la trama, y les pide que se contenten con su fortuna, la cual les cederá muy gustosa con tal de que no le quiten la vida. Los marineros, sordos a sus ruegos, solamente le dieron a escoger entre matarse con sus propias manos, y así lograría ser sepultado después en tierra, o arrojarse inmediatamente al mar. Viéndose Arión reducido a tan estrecho apuro, pidióles por favor le permitieran ataviarse con sus mejores vestidos, y entonar antes de morir una canción sobre la cubierta de la nave, dándoles palabra de matarse por su misma mano luego de haberla concluido. Convinieron en ello los corintios, deseosos de disfrutar un buen rato oyendo cantar al músico más afamado de su tiempo; y con este fin dejaron todos la popa y se vinieron a oirle en medio del barco. Entonces el astuto Arión, adornado maravillosamente y puesto el pie sobre la cubierta con la cítara en la mano, cantó una composición melodiosa, llamada el Nomo orthio, y habiéndola concluido, se arrojó de repente al mar. Los marineros, dueños de sus despojos continuaron su navegación a Corinto, mientras un delfín (según nos cuentan) tomó sobre sus espaldas al célebre cantor y lo condujo salvo a Ténaro. Apenas puso Arión en tierra los pies, se fue en derechura a Corinto vestido con el mismo traje, y refirió lo que acababa de suceder. Periandro, que no daba entero crédito al cuento de Arión, aseguró su persona y le tuvo custodiado hasta la llegada de los marineros. Luego que ésta se verificó, los hizo comparecer delante de sí, y les preguntó si sabrían darle alguna noticia de Arión. Ellos respondieron que se hallaba perfectamente en Italia, y que lo habían dejado sano y bueno en Tarento. Al decir esto, de repente comparece a su vista Arión, con los mismos adornos con que se había precipitado en el mar; de lo que, aturdidos ellos, no acertaron a negar el hecho y quedó demostrada su maldad. Esto es lo que refieren los corintios y lesbios; y en Ténaro se ve una estatua de bronce, no muy grande, en la cual es representado Arión bajo la figura de un hombre montado en un delfín.
Heródoto. Historia. Libro I


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3 comentarios:

  1. ¡Tienes que desherodotizarte! ¡estás enganchado!

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  2. Ni que fuera un vicio incontrolable... yo Heródoto lo puedo dejar cuando quiera... es que... bueno, sólo uno más!

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  3. Es una ficción literaria, pero bien pudo ser más o menos así:

    http://griegoantiguo.wordpress.com/2008/02/22/herodoto-i-24/

    Gracias por tu artículo y un cordial saludo.

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