Calígula y su caballo Incitatus
En lo que sólo puede entenderse como una exageración, y como ejemplo descriptivo de un carácter caprichoso y desquiciado, Suetonio nos habla de las pasiones y gustos obsesivos de Calígula, y más en particular, de su amor desmedido por su caballo de carreras favorito, Incitatus...
LV. Su pasión por los que le agradaban llegaba casi a la locura. Al payaso Mnester lo besaba en pleno teatro, y si mientras bailaba este histrión, alguien hacía el más leve ruido, ordenaba llevar a su presencia al perturbador y lo azotaba por su mano. Cierto día mandó a un centuria que dijese a un caballero romano que hacía ruido, que partiese en el acto para Ostia y llevase de su parte una carta al rey Ptolomeo, en Mauritania. En la carta decía sólo: No hagas bien ni mal al que te envío. Favoreció a los gladiadores llamados tracios y puso incluso a algunos al frente de su guardia germánica; pero persiguió a los mirmilones hasta quitarles la armadura (102). Uno de éstos, llamado Columbo, salió vencedor en un combate, aunque ligeramente herido; Calígula introdujo en la herida un veneno al que después llamó Columbiano en memoria de este hecho. Por lo menos con este nombre escrito de su mano se le encontró entre los otros. Era tan adicto al partido de los Verdes (103) que comía con frecuencia con ellos en su caballeriza y dormía allí. Un día al auriga Eutyco, como regalo de mesa después de una orgía, le dio un millón de sestercios. Quería tanto a un caballo que tenía llamado Incitatus, que la víspera de las carreras del circo mandaba soldados a imponer silencio en la vecindad, para que nadie turbase el descanso de aquel animal. Hizo construirle una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil, mantas de púrpura y collares de perlas; le dio casa completa, con esclavos, muebles, y todo lo necesario, para que aquellos a quienes en su nombre invitaba a comer con él, recibiesen magnífico trato, y hasta se dice que le destinaba el consulado.
Los excesos de Calígula: Introducción
- El gran derrochador
- Personalidad al borde del desequilibrio
- Incitatus, su caballo
- Su vida privada y sus vicios públicos
- Militar cobarde e incompetente
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Pues muchos excesos que rayan en la locura del tal Caligula
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