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30.5.07

Los honderos baleares: Una habilidad legendaria

Una habilidad legendaria

La razón por la que los honderos eran considerados tan letales y eficientes, se debe a que desde que nacían eran iniciados en el manejo de la honda, viéndose constantemente obligados a un continuo perfeccionamiento de su manejo.

Una muestra de ello aparece en la narración de Licofronte de Calcis (280 aC) en su poema Alexandra (versos 633-641), cuando habla de los fugitivos de la guerra de Troya que llegan a Gimnesias (el autor es de origen griego, concretamente de Alejandría, de ahí la denominación) donde se da esta descripción:
Y otros, después de navegar como cangrejos en las rocas de Gimnesis rodeados de mar, arrastraron su existencia cubiertos de pieles peludas, sin vestidos, descalzos, armados de tres hondas de doble cordada. Y las madres señalaron a su hijos más pequeños, en ayuno, el arte de tirar; ya que ninguno de ellos probará el pan con la boca si antes, con piedra precisa, no acierta un pedazo puesto sobre un palo como blanco.

Ciertamente, sabemos hoy día que las madres de los futuros honderos, les colocaban la comida colgada de la rama de un árbol y no podían probar bocado si no conseguían derribarla con un certero disparo (no valía trepar al árbol…).

Pero quizá no nos quepa en la cabeza que un simple artilugio como la honda sea capaz de ser capaz de acabar con soldados bien pertrechados para el combate. Según Diodoro de Sicilia (S. I a.C) "su equipo de combate consta de tres hondas, una de las cuales llevan en la cabeza, otra en la cintura y una tercera en la mano; utilizando esta arma son capaces de arrojar proyectiles mayores que los lanzados por otros honderos y con una fuerza tan grande que parece que el proyectil ha sido lanzado por una catapulta. Por ello en los ataques a las ciudades son capaces de desarmar y derribar a los defensores que se encuentran en las murallas y, si se trata de combates en campo abierto, consiguen romper un número enorme de escudos, yelmos y toda clase de corazas".

Efectivamente los honderos iban siempre iban armados con tres hondas, teniendo cada una de ellas un uso diferente: la pequeña atada a la cabeza se empleaba para disparos a corta distancia; la atada a la cintura para lanzar proyectiles de mayor tamaño o bien para lanzamientos a larga distancia; la tercera, la que por su tamaño resultaba más manejable, la llevaban siempre en la mano.

Su gran valor en el combate y su espectacular pericia, les convirtieron en famosos soldados a lo largo de todo el mediterráneo. Tal es así que participaron en la guerra greco-púnica como mercenarios en favor de los fenicios, siendo decisiva su actuación en la guerra de Sicilia contra el imperio griego (recomendamos la lectura del libro El Tirano cuyo autor Valerio Manfredi, en un pasaje del mismo, refleja la actuación de estos honderos en dicha contienda).

Una vez finalizado el contencioso greco-púnico sobre suelo siciliano, comenzó la rivalidad entre Cartago y Roma. Las relaciones entre ambos imperios eran cordiales hasta que Roma se convirtió en una potencia naval y comercial extendiendo su influencia más allá de la península itálica, con lo que no tardaron en surgir las previsibles disputas de tipo económico y político entre ambos, desembocando en la Primera Guerra Púnica. De las tres diferentes Guerras Púnicas que tuvieron lugar (abarcaron el período comprendido entre el 264 a.C. y el 146 a.C.), los honderos de Baleares combatieron como mercenarios en las dos primeras, al lado de Amílcar Barca, a las órdenes de su yerno Asdrúbal y también lo hicieron posteriormente en la gran hazaña de su hijo Aníbal en Cannas (agosto 216 a.C).



Indice:

  1. Introducción
  2. Los honderos baleares
  3. Una habilidad legendaria
  4. La honda

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